Sonia Méndez Garatea
Algunas reflexiones
- Los términos utilizados por el estudio relacionan la práctica de relaciones sexuales con ideas negativas como la enfermedad, el peligro así como “el tomar demasiado alcohol u otras drogas”.
- Resulta paradójico que en algunas campañas institucionales se lancen mensajes del tipo “la sexualidad es mucho más que la penetración” cuando los estudios impulsados por esas mismas instancias contribuyen a crear una visión de la sexualidad muy sesgada y reducida.
- Una mayor consideración y visibilidad de las prácticas aconceptivas posibilitarían una sexualidad (los sexólogos diríamos erótica y amatoria) con la que se identificaran un mayor número de mujeres y hombres, más rica, diversa e integradora. Curiosamente, si consiguiéramos que, por ejemplo, una joven pareja, no disponiendo de preservativo, disfrutara de estas prácticas sin el sentimiento de “haberse quedado a medias” tampoco cabrían la posibilidad de embarazos no planificados y/o infecciones.
- Esta encuesta, así como la mayoría que se realizan sobre este tema, no se pregunta sobre cómo vivieron y qué significó para esos hombres y mujeres las prácticas que realizaron o las que realizan habitualmente. Así, podría decirse que, más que centrarse en los anhelos, dudas y preocupaciones de la juventud, el objetivo de estos estudios se acerca más a cuestiones de salud pública y salud sexual. Objetivos muy loables pero distintos; que no nos confundan.
- Así las cosas, cabría animar a las Instituciones públicas que desarrollen este tipo de estudios, sean cuales sean sus fines, a ser precisos en la definición de sus objetivos, en el lenguaje utilizado y a hacer visibles otras prácticas eróticas que forman parte de la sexualidad de hombres y mujeres jóvenes.
- Se hace necesario que, además de hablar de prácticas eróticas, es decir de conductas, se interesaran por cómo viven hombres y mujeres su “ser hombre” y “ser mujer”, es decir, de su existencia sexuada. Por cierto, el hecho de hablar de prácticas eróticas o de cómo nos vivimos por ser hombres o mujeres no debería circunscribirse a la juventud. ¿Acaso no puede estudiarse esto en todas las edades?
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