16 de abril de 2013

La construcción estadística de las relaciones (y II)

Sonia Méndez Garatea

Sexualidad navarra, informes juventud navarra, relaciones sexuales navarra

¿Has leído la primera parte de este artículo? 

Algunas reflexiones

  • Los términos utilizados por el estudio relacionan la práctica de relaciones sexuales con ideas negativas como la enfermedad, el peligro así como “el tomar demasiado alcohol u otras drogas”.
  • Resulta paradójico que en algunas campañas institucionales se lancen mensajes del tipo “la sexualidad es mucho más que la penetración” cuando los estudios impulsados por esas mismas instancias contribuyen a crear una visión de la sexualidad muy sesgada y reducida.
  • Una mayor consideración y visibilidad de las prácticas aconceptivas posibilitarían una sexualidad (los sexólogos diríamos erótica y amatoria) con la que se identificaran un mayor número de mujeres y hombres, más rica, diversa e integradora. Curiosamente, si consiguiéramos que, por ejemplo, una joven pareja, no disponiendo de preservativo, disfrutara de estas prácticas sin el sentimiento de “haberse quedado a medias” tampoco cabrían la posibilidad de embarazos no planificados y/o infecciones.
  • Esta encuesta, así como la mayoría que se realizan sobre este tema, no se pregunta sobre cómo vivieron y qué significó para esos hombres y mujeres las prácticas que realizaron o las que realizan habitualmente. Así, podría decirse que, más que centrarse en los anhelos, dudas y preocupaciones de la juventud, el objetivo de estos estudios se acerca más a cuestiones de salud pública y salud sexual. Objetivos muy loables pero distintos; que no nos confundan.
  • Así las cosas, cabría animar a las Instituciones públicas que desarrollen este tipo de estudios, sean cuales sean sus fines, a ser precisos en la definición de sus objetivos, en el lenguaje utilizado y a hacer visibles otras prácticas eróticas que forman parte de la sexualidad de hombres y mujeres jóvenes.
  • Se hace necesario que, además de hablar de prácticas eróticas, es decir de conductas, se interesaran por cómo viven hombres y mujeres su “ser hombre” y “ser mujer”, es decir, de su existencia sexuada. Por cierto, el hecho de hablar de prácticas eróticas o de cómo nos vivimos por ser hombres o mujeres no debería circunscribirse a la juventud. ¿Acaso no puede estudiarse esto en todas las edades? 

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