Sonia Méndez Garatea
Hace unos días, nos deteníamos en dos anuncios y decíamos que éstos contribuyen a crear modelos de cómo deben ser
y qué deben hacer los hombres y las mujeres en las relaciones eróticas.
En este artículo, inspiradas en un trabajo de Juan Lejárraga, echaremos un
vistazo a un estudio estadístico impulsado por las administraciones públicas,
algo que, de entrada, podríamos catalogar como objetivo y riguroso. Se trata
del Informe de Juventud Navarra 2012. Los Informes de Juventud son elaborados
cada 4 años a nivel estatal y para que sea representativo a nivel de Navarra,
el Instituto Navarro de Deporte y Juventud encarga una ampliación del mismo.
En nuestro análisis del estudio
no nos centraremos en los datos que éste arroja ya que analizarlos resulta
relativamente fácil; desde aquí prestaremos más atención a lo que se pregunta y
a lo que no y haremos una reflexión sobre las implicaciones que esto tiene.
Un análisis superficial nos lleva
a comentar lo siguiente:
- En el enlace presentado sólo están analizados los “principales resultados”. Suponemos que esto puede ser debido a que no se ha encargado un análisis pormenorizado debido a la actual situación económica.
- No se adjunta el cuestionario utilizado en la realización del estudio; no nos ha sido posible localizarlo ni en la web del Instituto Navarro de la Juventud, ni en el INJUVE, donde el estudio ni siquiera está colgado (¿?). Leer el cuestionario completo resultaría muy interesante ya que nos permite conocer qué se ha preguntado y en qué términos.
- Las preguntas relativas a “relaciones sexuales” se encuentran en el último apartado de la encuesta, por detrás incluso del “perfil del entrevistado” que se sitúa siempre primer o en último lugar del cuestionario y que sirve para validar el mismo. De nuevo, suponemos que el colocar estas preguntas en último lugar puede deberse al pudor que puede suponer, tanto para el entrevistado como para el entrevistador, preguntar por cuestiones íntimas. Sin embargo, otorgarle esta posición podría mantener la sexualidad en los confines del tabú y la vergüenza. Además, llama la atención la posición que ocupan otro tipo de preguntas que aluden a temas sobre los que también podría ser difícil hablar (en la pregunta 4, sobre la composición del hogar, se pregunta sobre la separación de los padres, el fallecimientos de los mismos…).
Y si buceamos un poquito más…
En la primera pregunta del
apartado se cuestiona sobre si se han tenido relaciones sexuales (eróticas,
diríamos nosotras) y entre las opciones de respuesta figuran: “relaciones
sexuales completas (con penetración)” y “relaciones sexuales incompletas (sin
penetración)”. Como puede verse, en esta pregunta se utilizan términos
valorativos y se dice que lo completo es tener una penetración, el resto es
incompleto, algo sin terminar.
La pregunta 94 se interesa por la
“edad de la primera relación sexual completa” y un magnífico cuadro azul señala
que la edad media en la que la juventud navarra realiza su primera penetración
es a los 17 años. Seguramente no nos equivocaremos si decimos que son estos
datos los que más interés despiertan entre los medios de comunicación y por
tanto aquellos que aparecerán en portadas y titulares. Nosotras nos preguntamos
cómo vivirá la gente joven este tipo de datos.
Por su parte, la pregunta 97 dice
así: ¿has utilizado preservativo en todas las relaciones sexuales de los
últimos 12 meses? Así pues, esta pregunta, olvidándose de la clasificación
realizada en preguntas anteriores, supone ya que tener relaciones sexuales
implica realizar una penetración. La pregunta 98 se centra en las razones por
las que no se utilizó preservativo y ninguna de las 13 opciones propuestas es
algo similar a “realizamos prácticas para las que no es necesario el uso del
preservativo” o “estábamos buscando un embarazo”. Así pues, a la encuesta parecen
importarle poco las prácticas aconceptivas (besos, abrazos, masajes, petting,
masturbaciones…), como las llama Efigenio Amezúa. Por otra parte, la encuesta
parece suponer que la juventud menor de 29 años no está interesada en la
búsqueda de un embarazo. Y, así las cosas, no es de extrañar que la encuesta se
centre principalmente en la realidad heterosexual, invisibilizando las
prácticas homosexuales (más aún aquellas que son entre mujeres).
¿Te apetece leer la segunda parte de este artículo?
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